Resulta que -además de un cementerio- ahora tengo un colmenar en casa. Venga a escuchar que las abejas están desapareciendo del mundo... pues mira. Habrán pensado que se vive mejor bajo techo y que aquí nadie les robará su miel, son abejas, no tontas. Y sí, aquí han vivido dos años como si la reina fueran todas pero ¡se acabó! Os juro que no quiero matarlas sólo fastidiarlas un poco y que se muevan de barrio. Me lío la manta la a la cabeza, me pongo gafas y guantes y cojo el insecticida. Así un dia y otro, hasta que acabo con las reservas y empiezo con el Cucal. Parece que hay menos...
En un pueblo de 20 se mueve una mosca y nos enteramos todos, así que la noticia de que andan las abejas picando como locas no tardó en llegar.. tampoco la extrañeza de los viejos: ¡qué raro, alguien les debe haber molestado, las abejas sólo atacan si se las molesta...! qué horrible... y alguno hasta tuvo que ir urgencias... yo quería confesar pero al final no dije ni mú ¡sabio consejo! que aún faltaba lo peor.
Y es que no hay arreglo, es imposible la convivencia con un abejar. Las escuchamos de noche, se intuye que hay miles... y lo que no pasó ni con los muertos, ni con las termitas: ¡miedito! o mejor: ¡panick attack! Así que volvemos con intendencia rumana dispuestos a una guerra total. Este es el parte: casi 3 m2 de panal, un montón de frascos de miel "casera", reina y miles de súbditos caídos y un nuevo aguijoneo general. Mi primo, huyendo, se ha tirado por un barranco, casi se mata, y esa noche el bar parece el de Stars Wars, no cabe ni un zombie más: Antonié con un ojo mediocerrado, Manolé con la nariz como el Cyrano, la Nurieta, que se ha transmutado en Dumbo... nada, que les dejamos la miel y nos volvemos a la ciudad.
Aqui tenéis las fotos: la última es de la miel escurriendo sobre mi cama. Vivimos de milagro... ¿o no?
En un pueblo de 20 se mueve una mosca y nos enteramos todos, así que la noticia de que andan las abejas picando como locas no tardó en llegar.. tampoco la extrañeza de los viejos: ¡qué raro, alguien les debe haber molestado, las abejas sólo atacan si se las molesta...! qué horrible... y alguno hasta tuvo que ir urgencias... yo quería confesar pero al final no dije ni mú ¡sabio consejo! que aún faltaba lo peor.
Y es que no hay arreglo, es imposible la convivencia con un abejar. Las escuchamos de noche, se intuye que hay miles... y lo que no pasó ni con los muertos, ni con las termitas: ¡miedito! o mejor: ¡panick attack! Así que volvemos con intendencia rumana dispuestos a una guerra total. Este es el parte: casi 3 m2 de panal, un montón de frascos de miel "casera", reina y miles de súbditos caídos y un nuevo aguijoneo general. Mi primo, huyendo, se ha tirado por un barranco, casi se mata, y esa noche el bar parece el de Stars Wars, no cabe ni un zombie más: Antonié con un ojo mediocerrado, Manolé con la nariz como el Cyrano, la Nurieta, que se ha transmutado en Dumbo... nada, que les dejamos la miel y nos volvemos a la ciudad.
Aqui tenéis las fotos: la última es de la miel escurriendo sobre mi cama. Vivimos de milagro... ¿o no?
4 comentarios:
Que miedito!!!
Y que rica la miel :DDDD
pero llegó la infantería para poner orden...
Pero que pasada.... yo me muero del susto directamente. ya nos contarás como termina el "abejas war"
mucho miedito.., y eso que no soy miedosa
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